Bioconstrucción

La bioconstrucción tiene como objetivo fundamental la creación de espacios sanos para vivir, que sean, al mismo tiempo, respetuosos con el medio ambiente y con nosotros mismos.

Se encamina al ahorro de energía en los edificios, así como a la utilización de materiales de construcción cuya producción, tratamiento y reciclaje no supongan un gran consumo de energía ni la creación de cargas ecológicas. Las construcciones de las últimas décadas han dado lugar a viviendas cada vez más dependientes de energías no renovables, lo que limita el futuro de las propias ciudades.

Tanto el objetivo de la bioconstrucción o construcción sostenible como el de la arquitectura bioclimática es aprovechar la sinergia de la arquitectura popular y la tecnología actual,
recuperando el aprovechamiento del entorno, para cubrir necesidades; utilizando energías renovables, como la energía eólica y la energía solar, biomasa, geotermia etc; en definitiva, todos los medios que hay alrededor del lugar donde se vive para que los proyectos de las ciudades y de los pueblos sean sostenibles al margen de las energías no renovables y de sistemas artificiales.
La bioconstrucción no es una simple alternativa a la actual forma de construir, sino una manera de preservar el medio ambiente y de satisfacer las necesidades innatas y la salud del ser humano, quizá como una de las últimas oportunidades de recuperar su lugar dentro del espacio natural.

La sociedad actual demanda unas ciudades y unos edificios más respetuosos con el medio ambiente. Dar respuesta a estas necesidades implica introducir parámetros medioambientales a todo el proceso constructivo, ya sea a la hora de proyectar, en la elección de los materiales o en la ejecución de las obras. Existe una “vía intemporal” para la construcción. Tiene miles de años y es igual hoy a como ha sido siempre. Esta vía intemporal es la siguiente:

Salud para el cuerpo, paz para el espíritu y armonía con el medio.