Decálogo del GEA

DECÁLOGO DE LA CASA SANA Y CRITERIOS DE BIOHABITABILIDAD

Vivienda y entorno

Elección del emplazamiento de la vivienda ambientalmente más favorable e integración urbanística positiva acorde con la arquitectura local y con el entorno (campo, pueblo, ciudad…), primando los espacios exteriores cuidados y abundante vegetación (zonas arboladas o boscosas, parques…).

Evaluación global de los factores de riesgo entorno a la vivienda

Ruido y contaminación acústica, fuentes de contaminación electromagnética (líneas de alta tensión, subestaciones eléctricas, transformadores, antenas de telefonía móvil o de telecomunicaciones) o fuentes de contaminación ambiental (vertederos, industrias contaminantes, incineradoras…) que permiten  a una vivienda ser saludable para los moradores al estar en un entorno saludable.

Estudio geobiológico del emplazamiento de la vivienda

Y especialmente de los espacios de larga permanencia (dormitorios, lugares de trabajo…), evitando las zonas de intensa radiación terrestre, las alteraciones telúricas o geofísicas y los cruces de líneas energéticas eligiendo las zonas favorable para la salud y la vida.

Ausencia de contaminación eléctrica y electromagnética en el interior de la vivienda

Evitando la proximidad de fuentes de contaminación electromagnéticas y realizando instalaciones eléctricas biocompatibles (apantallamiento de cables, correctas tomas de tierra, sistemas de desconexión eléctrica automáticos…).

Criterios de bioconstrucción

Diseño bioclimático que aprovecha los recursos de la naturaleza para climatizar el edificio. Elección razonada de los sistemas constructivos y de los materiales, primando el que sean lo más eficiente, confortables, saludables y ecológicos posible. Primar el ahorro energético y el uso de energías limpias y renovables.

Materiales sanos y ecológicos

Elección de los materiales, pinturas, acabados, mobiliario y elementos decorativos, según criterios de biocompatibilidad y medioambientalmente respetuosos. Los materiales deben propiciar la salud de los moradores, ser transpirables, de baja emisión radiactiva y ausentes de compuestos químicos potencialmente tóxicos.

Calidad del aire interior

Mantener una constante renovación del aire interior y una adecuada ionización. Evitar la introducción en la vivienda de elementos de construcción o decoración y de productos de limpieza con sustancias químicas potencialmente tóxicas para la salud o agresivas para el medio ambiente. Optar por una química suave y poco agresiva. Hacer amplio uso de las plantas para la purificación y limpieza del aire interior.

Iluminación natural

Orientación de las fachadas principales al sol, amplias aperturas y elección de lámparas y sistemas de iluminación artificial de máxima eficiencia, bajo consumo energético y alta calidad biológica (espectro solar completo).

Óptima gestión de los recursos naturales

Evitar la generación de excesivos residuos domésticos, con un consumo responsable y la separación selectiva en casa. Gestión responsable del agua (ahorro, reciclaje y depuración ecológica). Elección de los alimentos sanos y de procedencia de cultivo ecológico.

Responsabilidad de la vivienda con la vida, la salud y el entorno

Promoviendo que las viviendas sean diseñadas, construidas o rehabilitadas con criterios de conciencia y responsabilidad medioambiental, siendo conscientes de la implicación que la vivienda ejerce en la salud de sus moradores y como factor de riesgo o de impacto medioambiental. Y, procurando que las casa y lugares de trabajo cumplan en la medida de lo posible, unos criterios mínimos de higiene energética e implementen de forma progresiva los criterios de BIOHABITABILIDAD.

Fuente: Cuaderno de geobiología y biohabitabilidad GEA